
En Cataluña, en 2025, el 20% de la población tiene más de 65 años. Según la última proyección del Instituto de Estadística de Cataluña, entre 2024 y 2034 en los municipios catalanes la población de 65 o más años aumentaría un 94%. Por tanto no sólo habrá más población sino que estará más envejecida con una tendencia al envejecimiento en 9 de cada 10 municipios. El envejecimiento es uno de los retos colectivos que las sociedades actuales deben afrontar.
Con la voluntad de dar respuesta a este desafío, el ARA en colaboración con la Fundació Catalunya La Pedrera, organizó el encuentro El envejecimiento como etapa vital digna y activa. El debate, celebrado el 17 de septiembre en el Auditorio de La Pedrera, arrancó con la intervención de Xevi Verdaguer, psiconeuroinmunólogo, nutricionista y divulgador científico, que puso el foco en la calidad con la que se vive durante el envejecimiento.
A continuación, el periodista Albert Om moderó la mesa redonda que contó con la participación de Juan Manuel Pérez-Castejón, jefe de Servicio de Geriatría del Hospital Clínic; Marta Torras, directora de Envejecimiento digno de la Fundació Catalunya La Pedrera, y Josep Maria Argimon Pallàs, director de Relaciones con el Sistema de Salud de la Fundación Pasqual Maragall, reflexionando sobre los retos sociales, médicos y humanos para envejecer dignamente.
En su intervención, Xevi Verdaguer, que prefirió hablar de longevidad en lugar de envejecimiento, puso el foco en los parámetros de salud a tener en cuenta para mejor nuestro nivel de vida. La alimentación, el movimiento y el descanso son los pilares que marcan la diferencia: "La edad es un factor de riesgo pero no es lo que nos hace estar mayores, la expresión de los genes se puede cambiar en función de nuestro estilo de vida. Todo es modificable".
Podemos decidir cómo queremos envejecer
"Envejecer es inevitable, independientemente de que nos guste o no. Lo importante es envejecer dignamente", aseguró Josep Maria Argimon Pallàs, director de Relaciones con el Sistema de Salud de la Fundación Pasqual Maragall. Para ello recomendó empezar desde pequeños manteniéndose cognitiva y físicamente activos, con una dieta saludable y sociabilizante, porque “la soledad es un factor de riesgo, para vivir dignamente la parte social es tanto o más importante que la de salud”. También apostó por volver a aprender a respetar y hacer partícipe a la gente mayor, "la gente mayor podemos aportar muchas cosas".
Desde 2013 la Fundació Catalunya La Pedrera impulsa el Programa de Refuerzo de la Memoria para personas en etapas iniciales de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas con actividades que promueven un estilo de vida saludable y una serie de prácticas cognitivas y físicas que ayuden a mantener las capacidades y la autonomía el máximo tiempo posible. “El programa supone un cambio en la vida de quien forma parte, que pasa de tener miedo a trabajar activamente por su salud, mejorando tanto su estado de ánimo como el de sus familiares”, comentaba Marta Torras, directora de Envejecimiento de la Fundació Catalunya La Pedrera. Propuso que haya un cambio de actitud de la sociedad hacia las personas mayores: "La base de un envejecimiento digno es que se les dé el lugar que les corresponde para que puedan tener una vida activa y estén integrados en la sociedad".
En la misma línea, y partiendo de la afirmación de que el concepto de vejez evoluciona, Juan Manuel Pérez-Castejón, jefe de Servicio de Geriatría del Hospital Clínic, entendía que para envejecer dignamente es imprescindible que la gente mayor cuente con espacios de participación, pueda aportar su experiencia y se le escuche: “El colectivo de las más de influir”. A la hora de plantear el tráfico por el sistema sanitario de las personas con demencia, Pérez-Castejón recordó que el sistema es todo el mundo, usuarios y profesionales que también tienen capacidad para intentar promover cambios, pero sobre todo es necesario diseñar itinerarios más amables, inclusivos, equitativos y cuidadosos para cuando una persona llega al sistema de salud.
La conversación acabó imaginando cómo estaremos dentro de 10 años, y todos coincidieron en que teniendo en cuenta que la sociedad siempre mejora, habremos mejorado. A pesar de que la IA puede comportar peligros, “si somos inteligentes como sociedad y hacemos un buen uso, puede ser útil”, concluía Torras.